Arq. Oscar Balestieri

Cuando se habla de un programa de gobierno en infraestructura y obras públicas, surgen de inmediato las preguntas:

• ¿Cuál es el modelo de sociedad a que aspiramos?
• ¿Cuáles son las obras o inversiones que lo hacen posible, con mayor eficiencia y economía?
• ¿Cuáles son las obras que mejoran la calidad de vida, la inclusión social y el desarrollo productivo?


Un programa de gobierno en obras públicas es la expresión y soporte físico de la sociedad deseada y del modelo productivo elegido. Debe responder a la orientación global de la gestión de gobierno, estar en conocimiento del conjunto de la sociedad, tener consenso y promover la participación de la comunidad en su desarrollo.

Un programa de gobierno es mucho más que la sumatoria de las demandas, es la síntesis de los anhelos de una sociedad con sus posibilidades reales, con todas sus potencialidades y creatividad. Desarrollarlo desde la planificación participativa es la estrategia para incorporar tempranamente los distintos actores sociales al proceso de decisiones.
Proponemos dos ejes principales de construcción del Plan:

1) Obras públicas para la producción y el trabajo

El modelo económico a desarrollar por el gobierno nacional, recuperando el trabajo para todos los argentinos, la producción industrial, para el mercado interno y la exportación, juntamente con un crecimiento sostenido de la producción agropecuaria, reclamará importantes obras que apoyen e incentiven la producción y creen nuevas oportunidades.
Energía eléctrica, gas natural, combustibles, disponibles en cantidad y calidad.

Es necesaria una revisión total de las tarifas vigentes, que hoy son un saqueo al pueblo e impiden el trabajo y la producción. El estado es el concedente de estos servicios públicos y debe regularlos en beneficio del pueblo.
Caminos, comunicaciones, ampliación de la oferta de transportes (vialidad, ferrocarriles, puertos) son requeridas en forma creciente por la producción.

Pero no es suficiente responder a las demandas, la planificación del crecimiento se impulsa con obras de infraestructura que creen nuevas oportunidades, de producción y trabajo (por ejemplo, un campo que tiene acceso asegurado a las vías de comunicación, puede crear un tambo, con una producción de mayor valor agregado que la agricultura, el acceso a gas natural, permite desarrollar industrias, etc.).

El crecimiento del empleo en la Argentina siempre significa un aumento del salario real. El crecimiento de la producción, acompañado necesariamente de una distribución más justa de las riquezas creadas, vía salario, fortalecerá el mercado interno, creador de puestos de trabajo, -no podemos aceptar una comunidad donde no hay trabajo para todos- potenciando entonces el círculo virtuoso de la producción.

La comunidad argentina, tiene más demandas que posibilidades: viviendas, caminos, puentes, puertos, silos, obras hidráulicas, riego, electricidad, gas, son apenas títulos de una gran cantidad de obras requeridas, que deben ser evaluadas, ordenadas según su conveniencia y necesidad, para hacer realidad una sociedad con producción y trabajo.
Para impulsar y apoyar la actividad privada de producción es necesario desarrollar la conectividad de los centros de consumo (grandes ciudades, puertos para la exportación) con los lugares de producción. Caminos, calles de acceso, ferrocarriles, puertos e hidrovías. La economía del transporte es un factor de competitividad, por lo tanto debe promoverse el uso de los medios mas económicos (que son el fluvial-marítimo, ferrocarriles, viales, en ese orden) que generalmente requieren inversiones del conjunto de la comunidad. Cada producción y cada distancia, tienen un medio de transporte más conveniente técnicamente, (Por ejemplo, para llevar cargas a largas distancias, el mejor medio es el barco, pero se necesita invertir en la construcción de puertos y equipamiento portuario, para llevar la producción agrícola a puertos es necesario el ferrocarril y caminos).

Dar el apoyo a la producción, es el principal elemento de calificación de una obra de infraestructura en este momento, la evaluación y explicación es una función del gobierno que debemos enfatizar.

2) Obras públicas para la justicia social y la igualdad de oportunidades

El proceso de exclusión que genera el modelo neoliberal, dejará graves consecuencias, manifiestas injusticias sociales, hábitat degradado, marginación, miseria, condiciones indignas de trabajo y de vida.

Un gobierno popular en el siglo XXI, en el plano de las obras debe impulsar este eje de desarrollo:

Tierra y viviendas, mejoramiento del hábitat para los sectores populares, equipamiento comunitario: escuelas, establecimientos de salud, espacios públicos, para deporte y recreación, etc., comunicaciones y accesibilidad para los barrios y pueblos es dar igualdad de oportunidades a todos.

Es necesario incluir en esta propuesta la situación de los servicios públicos en gestión privada, así como también la red vial concesionada con peaje. En todos los casos, el Estado debe resaltar su carácter de concedente y orientar tanto el desarrollo de los servicios como un eficiente control de gestión para corregir abusos de posiciones dominantes, de prestadores monopólicos en la mayoría de los casos, que hoy se expresan en tarifas abusivas con ganancias exorbitantes para los concesionarios. La participación de la comunidad (no sólo del gobierno) debe tener la dimensión adecuada a la importancia del servicio.

Esta planificación participativa debe incluir la totalidad de obras e inversiones del gobierno Nacional, Provincial, las que realizan los municipios y los privados prestadores de servicios.

Los recursos de la comunidad, cualquiera sea su origen (inversión pública, préstamos internacionales, inversiones privadas etc.) son siempre escasos y por lo mismo muy valiosos, deben aplicarse con la máxima racionalidad, teniendo en cuenta su eficiencia y eficacia económica, incluyendo como criterio de valor su eficiencia social, como generadoras de justicia y equidad.

¿Cómo se financia un plan de obras públicas?

Todas las propuestas anteriores y aquellas que se sumen, no tienen sentido si no se acompaña con una propuesta de financiamiento para convertirlas en realidad.

Frente a un plan extendido en conceptos, territorio y tiempo, hay que desarrollar una propuesta de financiamiento igualmente amplia y creativa, desarrollada en el tiempo.

1) Recursos presupuestarios: es el dinero de todo el pueblo, gestionado por el gobierno. Su cuidado, manejo transparente, control de aplicación, deben ser un objetivo del gobierno, su desvío, falta de control, uso indebido, son un crimen grave, que no solo impide conseguir los fines buscados, sino que además degrada la confianza del pueblo hacia sus representantes elegidos.

El presupuesto nacional, provincial, municipios. Todos los años se presupuestan sumas importantes, a veces no se ejecutan completamente, o lo que es peor, se ejecutan obras no prioritarias, mal evaluadas, mal planificadas. (En este aspecto, nuestra sociedad tiene una disponibilidad de profesionales calificados y expertos, que pueden y deben aportar a una correcta inversión en obra pública).

Para que esto sea posible es necesario que haya una planificación participativa, donde el conjunto de la comunidad sea protagonista al definir el rumbo que tienen las inversiones de su propio dinero. El conocimiento técnico, apoya estas decisiones, formulando alternativas y ofreciendo los elementos de análisis que puedan estar fuera del alcance del conjunto.
La otra cara de esta inversión de recursos presupuestarios, es la necesidad de construir los mecanismos para que la inversión vuelva a la comunidad, con recursos escasos no es posible regalarlos. Toda obra publica debe tener un recupero por mejoras.

En el mundo, hay amplia experiencia sobre sistemas de recupero por mejoras, mencionaré algunos:


• Aplicación de una tasa en el impuesto inmobiliario cuando se realiza una obra en su zona de influencia (usado en la Ciudad de Buenos Aires para repagar las obras de subterráneos).
• Peaje, usado para financiar el mantenimiento de la red vial (sistema válido, pero con malos ejemplos en nuestro país y por lo tanto desprestigiado).
• Afectación de una suma como recupero por mejoras en cada parcela, a pagar en el momento que se vende a un nuevo propietario (se inscriben en la escritura de dominio y se hace efectivo en el momento de una venta).
• Pago por el usuario, financiado por el presupuesto: la extensión de redes de gas natural, se hizo en gran medida con este sistema, también con abusos y malas aplicaciones, pero el sistema es válido puede aplicarse a obras hidráulicas, el saneamiento de cuencas inundables, que transforman los campos inundables en campos seguros, permitiendo cosechas valiosas, muchas veces con el plus valor obtenido en dos o tres años, se pueden pagar las obras realizadas, quedando de allí en adelante el beneficio para el propietario.


Las obras de regadío son otro caso similar, la gran productividad que generan, si se las financia en el tiempo, permiten recuperar el capital invertido por la comunidad en unos pocos años, quedando el beneficio futuro para el usuario.
En todos estos ejemplos, puede haber una parte que no se recupera, que debe ser el subsidio explícito que la comunidad aporta. Pero es muy diferente a “regalar la totalidad de la inversión”. No solo porque no podemos regalar a todos, sino porque el esquema de obra regalada, quita totalmente racionalidad a la asignación de obras, si es gratis, todos piden lo máximo, si hay que pagar, aunque sea una parte, los pedidos son más sensatos.


También es una constante en nuestra sociedad, que los recursos presupuestarios, sean “apropiados” por aquellos grupos que tienen más poder. (De gestión, de opinión, político, etc.).


Si analizamos en cualquier provincia o municipio, dónde se recauda y dónde se invierte, vemos que no hay una correspondencia: se recauda en todos lados, pero se invierte principalmente en las zonas centrales. Lo mismo pasa con los créditos bancarios, se toma dinero en todas partes y se presta en el centro.


2) Inversión privada

Una parte importante de las obras públicas en nuestra sociedad, se ejecutan simplemente con los recursos de los usuarios. Pavimentos, riegos, saneamiento de tierras, toda clase de servicios públicos, forman parte de las obras que se ejecutan con recursos privados de la sociedad.

Pero inversión privada, no tiene que significar ausencia del Estado en la planificación y promoción de obras, que implican movilizar en muchos casos opinión y voluntad de hacer.

Hay una cuestión de escalas, en cada comunidad hay una escala que es incumbencia de los individuos, que dentro de las normativas vigentes deciden hacer una inversión, pero cuando incluyen a muchos o son inversiones significativas, es conveniente y necesaria la participación del Estado, no sólo en la aprobación sino en el rol de “promotor, impulsor y facilitador de inversiones.

En muchos casos, la presencia del Estado como “garantizador” posibilita la inversión del conjunto.

También es innegable que en una sociedad donde el capital a invertir es un bien muy escaso y por lo tanto valioso, dejar librado a las leyes de mercado las inversiones, es una actitud casi ingenua.

3) Financiamiento bancario o externo

El financiamiento para obras de infraestructura y servicios es una herramienta muy importante, por la magnitud de las inversiones y por la extensión en el tiempo del uso.

Pero en nuestra sociedad actualmente el financiamiento es posible para los grupos de poder económico, por la lógica de las garantías, capacidad de gestionar un crédito, etc. Entonces las grandes mayorías, las que más necesitan de financiamiento, no pueden acceder a él.

Hay muchísima experiencia en este terreno, la más cercana es la del FOGABA, en la provincia de Buenos Aires. Créditos solidarios para grupos de iguales objetivos, etc. Si además de las tareas de promoción, gestión y planificación; desde el Estado se aportan recursos para subsidiar la tasa de interés, (asignando una parte del presupuesto de inversión) se potencia la capacidad de tomar créditos, ampliando el universo de tomadores, y se impulsa a la baja la tasa privada de interés.

Es común que cualquier obra pública, pueda combinar distintos recursos de financiamiento, donde el financiamiento del Estado puede ser el iniciador de un financiamiento privado, un complemento (o al revés), o cualquier variante que surja de la práctica de administrar una comunidad.

La Nación Argentina muestra una sociedad con grandes contrastes: el Conurbano y las grandes ciudades; el interior y las pequeñas ciudades. Los bolsones de pobreza de las grandes ciudades. Los bolsones de riqueza en las grandes ciudades. No hay respuestas globales, debemos contemplar las características de cada sector del pueblo y generar la solución adecuada.
Hay una importante cantidad de habitantes con posibilidades de ahorrar, invertir y pagar sus obras y servicios, que requieren principalmente de un estado orientador, facilitador y garante de las obras y servicios, (que pueden ser perfectamente gestionadas por privados u organizaciones de la comunidad)

Hay una importante cantidad de habitantes sin ninguna posibilidad de ahorro e inversión, que requiere de un fuerte apoyo del Estado y de la comunidad toda para tener una calidad de vida mejorando gradual y sostenidamente.

Tenemos, en fin, todos los grises intermedios entre estos dos polos, las soluciones deben contemplar esta diversidad, deben utilizar todas las posibilidades y recursos. Debemos ser los iniciadores y promotores de numerosos proyectos que generen trabajo genuino para todos los argentinos, que mejoren la calidad de vida, que impulsen la igualdad de oportunidades, la justicia social, la independencia económica de nuestra patria, y la soberanía política, que son los grandes objetivos históricos de nuestro pueblo.

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