Resulta fundamental avanzar hacia otro paradigma ético, superador del modelo tecnocrático dominante (económico, financiero y tecnológico), que permita el desarrollo integral, solidario y sostenible basado en los derechos, que coloque en el centro al trabajo y a las
organizaciones de los trabajadores como fundamento para una sociedad justa e igualitaria, de acuerdo con el contexto de cada región y país. Esto supone respeto incondicional por el trabajo digno, estructurador de la identidad personal y colectiva en un modelo de desarrollo que combine crecimiento sostenible y justicia social
Papa Francisco